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Para crear este entorno, es esencial contar con políticas públicas de juventud inclusivas y eficientes. Si bien no existe un marco vinculante a nivel mundial, existe un consenso internacional cada vez mayor en lo que respecta a los principios que deben guiar la formulación de políticas de juventud. Dicho consenso dimana del Programa de Acción Mundial de las Naciones Unidas para los Jóvenes, aprobado en 1995, y de las Declaraciones de Lisboa sobre Políticas y Programas relativos a la Juventud de 1998 y 2019. Para que las políticas públicas de juventud sean eficientes, los enfoques deben englobar a toda la sociedad para abordar los problemas de la juventud y contar con una colaboración intersectorial. También se requiere la verdadera participación e inclusión las juventudes en toda su diversidad incluyendo quienes que han quedado atrás: jóvenes en situación de vulnerabilidad, marginado/as, que podrían radicalizarse o ya lo han hecho, que cometen actos violentos y quienes sufren el flagelo de los conflictos.